La gran industria del entretenimiento norteamericana ya puede respirar un poco mejor gracias a la detención de Kim Schmitz o como se hacía llamar Kim Dotcom, fundador de Megaupload Limited. La noticia ha circulado por el mundo entero y el sector más afectado ha sido la comunidad global de internautas quienes hacían uso de esta página para obtener, compartir y almacenar contenidos online.
Tal y como el mismo fundador de la conocida web de descargas ha comentado, él y sus colaboradores no son piratas, simplemente proporcionaban el barco y se preocupaban del funcionamiento y mantenimiento del mismo. Es decir, ellos habían creado un alojamiento web donde un determinado número de usuarios proporcionaba contenidos, en algunos casos estos eran propios y en otros, y aquí residía el gran problema, los contenidos eran propiedad de grandes productoras, que no habían consentido esa difusión ilimitada y/o gratuita de los mismos.
Esto no es ninguna novedad y son muchos los años en los que se ha estado discutiendo el problema. Por un lado y ahora más que nunca, la mayor parte de las administraciones públicas y gobiernos consideran que la red debe estar controlada para evitar que esto suceda. Por otro lado, y desde aqui coincidimos en que es la opción más acertada, un gran número de empresas, entre ellas Google o Facebook, así como la mayoría de los internautas, creen que la opción debe ser otra, porque vetar la red no sólo vulneraría los derechos fundamentales de los ciudadanos, sino que sería una acción contra la propia naturaleza de este medio.
Si tanto nos ha costado construir esta sociedad de la información, hija de la tan querida y aclamada globalización, consentir el monopolio de la misma nos haría retroceder en el tiempo. No estamos de acuerdo en que se destruya la Propiedad Intelectual, pero lo que Megaupload ha conseguido durante estos años plantea un gran debate: la gran industria debe plantearse su modelo de consumo si quiere luchar contra la piratería. Con las leyes norteamericanas que en estos días han estado en la parrilla de los grandes medios de comunicación la SOPA (Stop Online Piracy Act) y la PIPA (Protect Intelectual Property Act) se resuelve el problema de las grandes industrias, pero se ataca sin pudor los derechos fundamentales de las personas y ciudadanos que a su vez, son la base que soporta el peso de la misma. Por fortuna, estos dos proyectos de ley generan controversia incluso en las altas esferas, y de momento están paralizados a la espera de unos textos menos controvertidos.
Para terminar sólo queremos añadir que el refrán sino puedes con tu enemigo únete a él, es más válido que nunca en este caso. Siempre hay formas de hacer dinero y sino que le pregunten a Mr. Dotcom quien ha engordado sus bolsillos con unas pocas herramientas: un dispositivo, el ordenador, una conexión y lo más importante, un gran conocimiento del medio por el que se mueve como ha demostrado, como pez en el agua o mejor dicho, como un tiburón en los océanos.
Un precio competitivo y una forma de acceso cómodo y rápido a los productos de entretenimiento generarían mejores resultados, que el monopolio exclusivo y las leyes de persecución que se están planteando. El antiguo modelo de compra-venta y control de la información está desfasado desde hace mucho tiempo, e insistir en ello sólo demuestra que el miedo, hace chantaje a la inteligencia.
Tal y como el mismo fundador de la conocida web de descargas ha comentado, él y sus colaboradores no son piratas, simplemente proporcionaban el barco y se preocupaban del funcionamiento y mantenimiento del mismo. Es decir, ellos habían creado un alojamiento web donde un determinado número de usuarios proporcionaba contenidos, en algunos casos estos eran propios y en otros, y aquí residía el gran problema, los contenidos eran propiedad de grandes productoras, que no habían consentido esa difusión ilimitada y/o gratuita de los mismos.
Esto no es ninguna novedad y son muchos los años en los que se ha estado discutiendo el problema. Por un lado y ahora más que nunca, la mayor parte de las administraciones públicas y gobiernos consideran que la red debe estar controlada para evitar que esto suceda. Por otro lado, y desde aqui coincidimos en que es la opción más acertada, un gran número de empresas, entre ellas Google o Facebook, así como la mayoría de los internautas, creen que la opción debe ser otra, porque vetar la red no sólo vulneraría los derechos fundamentales de los ciudadanos, sino que sería una acción contra la propia naturaleza de este medio.
Si tanto nos ha costado construir esta sociedad de la información, hija de la tan querida y aclamada globalización, consentir el monopolio de la misma nos haría retroceder en el tiempo. No estamos de acuerdo en que se destruya la Propiedad Intelectual, pero lo que Megaupload ha conseguido durante estos años plantea un gran debate: la gran industria debe plantearse su modelo de consumo si quiere luchar contra la piratería. Con las leyes norteamericanas que en estos días han estado en la parrilla de los grandes medios de comunicación la SOPA (Stop Online Piracy Act) y la PIPA (Protect Intelectual Property Act) se resuelve el problema de las grandes industrias, pero se ataca sin pudor los derechos fundamentales de las personas y ciudadanos que a su vez, son la base que soporta el peso de la misma. Por fortuna, estos dos proyectos de ley generan controversia incluso en las altas esferas, y de momento están paralizados a la espera de unos textos menos controvertidos.
Un precio competitivo y una forma de acceso cómodo y rápido a los productos de entretenimiento generarían mejores resultados, que el monopolio exclusivo y las leyes de persecución que se están planteando. El antiguo modelo de compra-venta y control de la información está desfasado desde hace mucho tiempo, e insistir en ello sólo demuestra que el miedo, hace chantaje a la inteligencia.
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