domingo, 15 de abril de 2012

Juego de Tronos, un clásico

En un mundo tan mediático como el actual, donde una serie de televisión cuando es creada tiene tantas posibilidades de sobrevivir como de morir después de emitir el capítulo piloto, es todo un reto, conseguir destacar de entre la multitud y más aun si te ponen el calificativo de joya televisiva, o serie épica sin precedentes.

 Juego de Tronos, con sólo una temporada en su currículum, y un comienzo brillante de la segunda, puede lucir el titular de haber conseguido ser aplaudida hasta por la más dura crítica. Y no es para menos. Con unos escenarios de escándalo, unos actores estupendos y un guión, adaptado, que ya trae consigo a unos cuantos millones de seguidores, este diamante de la HBO respira tranquilo, porque su éxito está asegurado.

Por esto, y porque el fenómeno GOT, está siendo al más puro estilo Harry Potter o El Señor de los Anillos, queremos dedicarle unas breves líneas a la serie considerada un clásico con todas las letras.

Novedoso, original, cruel, elegante, cargado de misticismo épico, el primer capítulo de la segunda temporada, no deja indiferente a nadie. Vuelven las guerras, las intrigas palaciegas, los arrepentimientos, el odio y muchas ganas de venganza. Con ese toque a brujería y a historias de maldiciones propias de las novelas medievales más oscuras, los creadores nos arrastran otra vez al turbulento mundo de los Siete Reinos donde muchos conspiran para llegar al Trono de Hierro.

Como han venido anunciando desde hace meses: The Night is dark and full of terrors. Mucho veneno flota en el aire, mucho odio se respira, y muchas son las traiciones que están por llegar. Bajo un cielo gris, como piezas de un mosaico complejo los engranajes que mantienen unidas a las diferentes historias, comienzan lentamente a girar.

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